28 de diciembre de 2018

Detalles sobre la incertidumbre




A propósito de la exposición de Nuria Velázquez

Si tuviéramos que metaforizar nuestra idea de lo que la obra de arte es, esta sin duda alguna tomaría la forma de una flecha, certera, de voluntad ascendente, directa hacia lo más alto y hacia el centro de lo bello contemplado. Una formalización así de simple responde a una idea tradicional del arte respaldada por no pocos artistas que en el mundo han sido, creadores desde Miguel Ángel o Velázquez, hasta Henry Moore o Duchamp.

Sin embargo no creemos que se trate de una flecha sin un porqué; al igual que el propio Miguel Ángel buscaba hacer visible el alma tras la materia, Platón dixit; la obra de arte, entonces y ahora, persigue descubrir la realidad que se esconde tras la superficie de la cosas. Y es ese ir más allá el que prevalece en la obra de la creadora cántabra Nuria Velázquez, en su última entrega expositiva de la J.C Galería, de Santander.

La autora aúna una diversidad, y por tanto riqueza, de propuestas y formatos que convergen en las producciones del objet trouvé. Formatos como telas y acrílico se dan la mano con el video, los códigos QR o las representaciones animales para reflexionar en torno al texto escrito encontrado y recogido de la calle. El encuentro que ya Lautréamont previó entre la máquina de coser, el paraguas y la mesa de disección  le vale ahora para transformar el objeto común, por mediación del lenguaje estético, en objeto artístico.

Al modo de Boltanski (1944), Velázquez  recrea instantes de la vida, de su propia vida – ahí está ese acercamiento al tema de la maternidad, que ella focaliza en la relación con su propia madre– a partir, en este caso, de textos encontrados que por tanto han dejado atrás su propia realidad referencial. La creadora no solo introduce la calle en el proceso creativo, sino que cuestiona las fronteras entre lo ausente y lo presente, lo que podría haber sido y lo que el artista transforma y presenta como obra.

Una reflexión que nos sitúa, en última instancia, en el posicionamiento del arte contemporáneo en ese territorio de nadie que va del objeto artístico al documento. Sin duda, el objeto encontrado, en lo que tiene de rememoración de una realidad otra, participa de ambas cosas.   

Sea como fuere, contemplar cada una de las creaciones de DETALLES nos hace asomarnos a la profunda incertidumbre de lo desconocido que nos contempla desde el otro lado de los textos y a la inquietud de cuestionarnos nuestra propia existencia. Velázquez lo sabe y da buena cuenta de ello en la creación de un diario de vivencias que cierra el círculo de su propuesta expositiva a sabiendas de que, como sostenía Baudelaire, vemos dentro de nosotros a otro cuando tocamos con los ojos del arte.    

Elda Lavín

Santander, Navidad, 2018