PLACER DE LAS LÁGRIMAS
Daña
la belleza con la incisión
de la serpiente.
Es su gozoso acontecer,
como el brote de un anhelo sin límites,
el que apacigua el instante
con laboriosos dedos,
dedos
incansables,
de trenzador de tiempos y pasamanería.
Sí,
la contempla el pensamiento y se duele:
la mirada es nada si bajo su paraguas
no puedes resguardarte de tanta brevedad.
ELDA LAVÍN
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